jueves, 20 de agosto de 2009

Las murallas y su ciudad

Nos topamos diariamente con las paredes pintadas, rayadas y escritas. Me gusta leer la ciudad. Entender a la Serena a partir de sus murallas, de lo que hay, donde y cuanto hay, pero también de lo que no está ahí. Leer a Buenos Aires, a Santiago, a Valdivia, a Valparaiso.

En un baño de un instituto me topé con esto:

“Dios ha muerto” Nietzsche
“Nietzsche ha muerto” Dios

No solo me dio risa, sino que me quedó, e incluso luego reflexioné sobre aquello.


Recuerdo los muchos graffitis o murales que vi en mi niñez de el Che Guevara. Mi primera reacción fue caricaturizar a este personaje tan complejo. Lo veia como un personaje del barrio, osea, nunca vi al Che pintado en el centro de Santiago, ademas lo asociaba con el 11 de septiembre y sus correspondiente desmanes, fogatas, cortes de luz, etc.
Aunque mi percepción cambió con el tiempo, y no gracias a esos murales, el personaje del Che quedó en mi inconciente, de manera muy arraigada. No me considero su seguidor, ni admirador ni nada por el estilo, no marcó mi vida su filosofía, pero intente entenderlo, y entender a todos aquellos que pintaron su imagen.

Viví en mi preadolescencia una experiencia que me llevó a valorar este tipo de manifestaciones callejeras. Conocí a un grupo de jóvenes, mayores que yo, que les gustaba el graffiti. En una muralla que quedaba cerca de donde nos juntábamos regularmente, queríamos ( [1]me incluyo aunque mi participación fue más bien contemplativa) pintar un graffiti, el diseño elegido estaba ya pintado en un cuaderno lleno de otros diseños de uno de los participantes de este grupo. Luego de decidirse por el diseño le siguieron una serie de pasos, conseguirse el muro, estimar cuanta pintura ocupariamos[1], que colores, etc. Aunque lo más difícil fue decidir de donde saldría el dinero para financiar este proyecto, cosa no menor, ya que, aunque no recuerdo cuanto dinero fue realmente, si puedo asegurar que no era poco.
Cuando lo dibujamos con tiza, fue hasta emocionante, a mi corta edad no había convivido con muchas experiencias artísticas que digamos, el diseño era grande, no recuerdo los detalles ya que era bastante abstracto. En fin, Pasaron semanas, y de apoco se fue avanzando, pero para el pesar de todos los participantes, nunca se terminó de juntar la plata que se necesitaba y por ende, no se pudo terminar el graffiti.

Todo ese tiempo, y dinero invertido es un gran esfuerzo. Esfuerzo que hacen muchos de los que se manifiestan en las calles, y lo que hacen, no lo hacen de aburridos, ni de ociosos. Lo que hacen tiene sentido.

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